23.7.09

Una propuesta académica - Jerome Rothenberg


Por un periodo de veinticinco años o durante el tiempo que tarda una nueva generación en descubrir dónde vive, suprima las grandes épicas griegas de la currícula escolar y reemplácelas con las grandes épicas americanas. Estudie el Popol Vuh donde ahora estudia a Homero, y estudie a Homero donde ahora estudia al Popol Vuh —es decir en la materia de antropología de lo exótico. Si tiene un lugar en su mente para la Antología Griega (Dios sabe que probablemente no lo tiene), ocúpelo con La Serpiente Emplumada editada por Astrov o con la compilación de etnopoesía que este autor hizo en Technicians of the Sacred y en Shaking the Pumpkin. Imparta cursos sobre religión que comiencen: “Este es el relato de cómo estaba todo en suspenso, en calma todo, callado; sin movimiento, fijo, y la bóveda del cielo estaba vacía”, y use estas palabras como una norma para juzgar a todos los libros religiosos restantes, ya sean griegos o hebreos. Aliente a los poetas a traducir las obras clásicas precolombinas (una nueva versión por cada nueva generación), pero primero enséñeles cómo cantar. Permita que los poetas indígenas jóvenes (quienes todavía saben cantar y contar) enseñen a hacerlo a los poetas blancos noveles. Conceda plazas de literatura y teología americana a individuos formados en la tradición oral. Recuerde también que los narradores y los cantantes ancianos aún viven (o sus hijos o nietos), y que despreciarlos o abandonarlos en la pobreza es una afrenta contra el espíritu-de-la-tierra. Llame a este ultraje el pecado-contra-Homero.

Imparta cursos con sonaja y tambor.

--

Publicado en Pre-Faces & Other Writings.

Trad. H-Yépez